martes, 29 de noviembre de 2011

Laila y El misterio de la cueva.

Era una mañana tranquila. Como todos los días sonó el despertador. Laila se desplazó hasta la cocina. Tomo el desayuno, y fue a vestirse preocupada. Su madre no le había dirigido la palabra en todo el almuerzo. Al dirigirse a coger su ropa, vio que su armario estaba totalmente vacío. Le resultó muy extraño. Alterada volvió a bajar, cuando en la puerta vio dos maletas. Asustada preguntó a su madre que estaba pasando. Esta le dijo que se mudaban. Laila se quedó de piedra. No se lo podía creer. Se metió en el coche sin rechistar y no volvió a hablar hasta que llegaron a la mansión que sería su hogar de ahí en adelante. Cuando llegaron Laila bajó del coche, le dijo a su madre que no la esperara para antes de la hora de cenar.
Ella era una chica bastante extrovertida, era morena de pelo ondulado. Tenía 14 años. Le encantaba la música. Se podría decir que era una adolescente normal. Su afición favorita era tocar la guitarra acústica. Su padre le había regalado una, antes de fallecer en un desgraciado vuelo de negocios.
Se puso a explorar aquel pequeño pueblecito llamado Greenchelver que estaba rodeado por mar y bosques. Llamó a la puerta de casa de sus vecinos, de pronto salió un chico de más o menos 15 años. Era morenito de piel, con pelo corto marrón clarito. Parecía un adolescente bastante normal. El chico no tardó en reaccionar y preguntó intrigado:
-¿Quién eres?
-Soy tu nueva vecina, ¿cómo te llamas?- dijo Laila.
-Pablo, ¿y tú?
- Me llamo Laila. ¿Te vienes por ahí?
-¡Vámonos!
Laila y Pablo hicieron muy buenas migas. Pablo le enseñó a Laila el pueblo. Cuando se dieron cuenta estaba anocheciendo. Laila recordó que le había prometido a su madre llegar para antes de la cena, tan sólo faltaban diez minutos y estaban en la otra punta del pueblo.
Cuando Laila llegó a casa su madre ya tenía todo lo que trajeran colocado en su sitio, pero Laila no le dio importancia a eso sino que al ser la primera vez que entraba en esa mansión sintió un escalofrío por todo el cuerpo. Aquel lugar no le daba muy buena espina. Era una mansión vieja, parecía del año catapún por sus muebles y cuadros. Laila le dijo a su madre que había encontrado un nuevo amigo del pueblo. Su madre parecía contenta y le respondió:
-Me alegro muchísimo. Laila, nos vinimos aquí porque me ofrecieron un puesto de trabajo con la seguridad de que no tendría que mudarme más.
-Mamá lo entiendo- respondió la joven.
Cuando acabaron de cenar Laila fue a ver su nueva habitación. Su madre la había decorado como su viejo cuarto, entonces ella se sintió más cómoda.
Al día siguiente por la mañana Laila se levantó temprano y se despidió de su madre. Hoy acabarían su rutina por el pueblo ya que Pablo quería llevarla a un sitio especial. Quedaran en una finca que estaba a escasos metros de sus casas. Cuando Pablo llegó traía algo en su hombro. Era un halcón. A Laila le encantaban los animales, pero le extrañó que alguien tuviera un halcón como mascota, aunque tampoco preguntó nada.
Cuando arrancaron la marcha Laila preguntó a donde iban. Pablo le respondió que se dedicarían a seguir a Félix. Laila enseguida entendió que Félix era el halcón. Pablo le confesó que le encantaba seguirlo, que cada día le mostraba algo nuevo. Cuando se dieron cuenta estaban saliendo del pueblecito y entrando en un extraño bosque que a decir verdad a los dos le resultaba terrorífico. Aún así entraron en él.
Poco a poco se introducían en aquel bosque llamado por los viejos de Greenchelver “El bosque de las Tinieblas” ya que se decía que allí hace mucho, mucho tiempo había surgido un misterioso enfrentamiento entre dioses. Los dos jóvenes no sabían aquella historia por lo que entraron sin saber las consecuencias que tendría. ¿Por qué les habría llevado allí Félix?
Pasado un rato Laila y Pablo estaban cansados de tanto andar, se pararon. Félix dio marcha atrás y salió del bosque. Pablo le llamó pero no le hizo caso. Laila y él irían tras el halcón pero estaban demasiado cansados. De pronto de entre los arbustos se oyó un ruido. Los chicos lo ignoraron, pero poco a poco el ruido se hacía más y más fuerte. Ellos corrieron asustados más cara el centro del bosque, algo los perseguía pero tampoco tenían el valor de mirar hacia atrás para saber que era. Le llegaba con saber que era algo o alguien que quería hacerles daño. Cuanto más se acercaban al centro del bosque mas oscuro se volvía. Tropezaron con una rama que había en el suelo, se golpearon la cabeza y perdieron el conocimiento.
Cuando Laila se despertó estaba atrapada en una especie de jaula gigante. No podía moverse, estaba encadenada. Vio que Pablo seguía inconsciente a su lado. Ese extraño sitio le recordaba a algún otro, pero no sabía a cual. Había viajado tanto por el mundo como consecuencia de los negocios de su padre y de su madre. Le parecía que era un lugar subterráneo y se puso a pensar en que lugares subterráneos había estado ella. Recordó que una vez……… ¡¡¡¡Si!!! Aquella vez……… ¡¡¡¡¡¡PUES CLARO!!!!! Cuando su padre aún no falleciera un verano fueron a visitar una cueva y en aquella aldea había un viejo loco que decía que esa cueva, al subir la marea y quedar cubierta por el mar desaparecía y aparecía en otro lugar totalmente distinto. Nadie de allí lo creía pero ahora Laila si pensó que podía ser verdad.
En la celda de enfrente se veía una sombra y Laila desesperada gritó. De aquella sombra procedía una voz que dijo:
-¿Te has despertado pequeñaja?
-¿Quien eres?-reaccionó Laila.
-Era un niño al que igual que tu raptaron, y con el paso de los años aquí encerrado me he convertido en un viejo chiflado que aún tiene la esperanza de salir-. Sonó la voz de un viejecito.
No le dio tiempo ha decir más, unos hombretones gigantes cogieron a la niña y la tiraron otra vez en medio del bosque. Antes de desvanecerse murmuraron:
-Ya no te necesitamos, nos has traído al chico que era lo que queríamos. Márchate si no quieres que los hulahila te devoren.
Laila asustada se marchó corriendo, dedució que un hulahila era aquella criatura que les perseguía al entrar en el bosque. Laila tenía tantas preguntas…… No sabía que querían de Pablo, en realidad no sabía nada.
Los dos chicos llevaban desaparecidos tres días y la policía los buscaba de día y de noche sin descansar. Cuando Laila llegó a su casa su madre al verla lloraba de alegría, la abrazó con tanta fuerza que casi la ahogaba. Pero la madre de Pablo por desgracia no pudo hacer lo mismo con su querido y esperado hijo. Laila antes de decir nada a nadie le explicó lo que les había sucedido a la madre de Pablo. Esta no se lo podía creer pero iría al bosque porque lo más importante para ella era su hijo, ya que su marido estaba embarcado y no podía llamarlo para solucionar este problema juntos.
La policía por muy absurda que fuese la historia se lo creía ya que en ese bosque se habían perdido ya bastantes niños pero por desgracia sin recuperar. Todos se encaminaban a entrar en el bosque pero, había un viejo……… un viejo loco que les advirtió:
-No encontrareis nada, la cueva está desaparecida hasta mañana por la mañana muy temprano no aparecerá de nuevo ya que se ha cambiado de lugar otra vez. El que os puede dar más información es el halcón, Laila- dijo el viejo.
Laila se fue corriendo hacia la finca donde Félix habitaba casi siempre. El halcón vio a la chica pero ni se movió. Laila se quedo a dormir en la finca al lado del halcón. A la mañana siguiente el halcón se dirigía otra vez hacia “El bosque de las Tinieblas”. Todos emprendieron el viaje hacia al bosque. Encontraron la cueva, solo los policías entraron en ella por la seguridad de los demás. Encontraron al chico y lo sacaron fuera pero les seguían todo tipo de criaturas extrañas como “hulahulas, magiguchis o prensumas”. Corrieron y corrieron y por fin salieron del bosque por la ayuda del halcón que se había sacrificado por ellos. Las criatura aún no se sabe la razón no podían salir del bosque. Algunos dicen que fue por el sacrificio del halcón, otros que por la maldición de los dioses pero solo son dichos.
Laila y Pablo se quedaron contentos y a salvo. Sus madres también se hicieron muy buenas amigas e incluso llegaron a trabajar juntas. Y desde entonces los chicos que al principio apenas se conocían al final fueron los mejores amigos del mundo y puede que algo más……………

Laila es una adolescente de 14 años que se tiene que mudar por los negocios de su madre. Su padre había fallecido hacía unos 4 años en un desgraciado vuelo de negocios. Laila no se espera encontrar un nuevo amigo en el pequeño pueblecito que sería su hogar de ahí en adelante. Pablo su amigo, y ella emprenderán un misterioso viaje no muy largo, guiados por un halcón: Félix.


ALBA CALO 1º ESO

1 comentario:

Alba dijo...

Espero que vos guste, que vos parece?¿ Non dudedes en dar a vosa opinión.